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2 de septiembre de 2008

Admiraciones

Admiro a los cristianos, musulmanes y demás adoradores que practican fielmente sus creencias. Admiro a todos aquellos que en su fe tienen la certeza absoluta de una vida eterna junto a sus dioses y seres queridos. Los admiro porque en mi objetividad no puedo obviar la lógica, una lógica que me indica sin reservas que al morir no habrá nada. Un vacío del que ni siquiera seremos conscientes, como no somos conscientes de no haber nacido.

Les concedo un gran respeto por culpa de mis dudas y mi carencia de una fe que en realidad envidio y que ha conseguido del hombre desde que alcanzó esta consideración, la esperaza de una existencia que no se limita a esto, una simple y dura vida terrenal. Porque todos aquellos que como yo se acogen a una sensatez que la realidad nos marca, jamás podremos vivir sin la incertidumbre y la imperiosa necesidad de no morir. Incertidumbre y necesidad que los piadosos descartaron hace tiempo y los empuja a esperar con alegría la llamada de sus divinos dioses celestiales.

Los admiro porque no pueden evitar vivir felices.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me identifico plenamente; me causan envidia profunda las gentes con fe CIEGA.

Mond dijo...

Creo que el "no morir" está en nuestra continuidad, no en si iremos al "más allá" o no... Sólo mi opinión. Saludos.

Café con Agua dijo...

Ufffff, que chute de realidad acabas de escribir...

Debe molar pensar que hay algo, debe molar que todo tiene alguna explicación si... a los que no lo creemos, nos toca hacernos pajas mentales.

Saludos compi

JL Gracia dijo...

Pues tengo que decir lo primero de todo que me encanta este blog al que he llegado a través de café con agua y lo segundo que siento discrepar pero yo no los admiro. No admiro al que es feliz por ser ignorante. Respeto a cada cual que haga lo que quiera, pero yo, como agnóstico que soy, no puedo admirar a alguien a quien considero están engañando, yo no quiero esa felicidad. Yo quiero la felicidad de pensar por mi mismo y no ir a misa los Domingos porque és una tradición y porque sí, cuando la Iglesia en sí me parece una organización deleznable. Sintiendolo mucho, no los admiro, me causan incluso algunos de ellos cierta pena. Prefiero ser infeliz y pensar por mi mismo en mi subterráneo que ser un ignorante feliz. Un abrazo

cuatropelos dijo...

En primer lugar, perdón por no contestar antes. Las vacaciones y el síndrome postvacacional me lo han impedido.

Gracias por pasaros por aquí y comentar y sobre todo los que dejan su primer comentario.

Saludos a todos.

pd.: Sibenik, lo extraño es que conozco a personas muy, muy inteligentes que son grandes creyentes. Al principio no me explicaba como gente tan inteligente no cuestionaba su propia fe, y, me dí cuenta que lo hacen porque es muy comodo y muy facil ser felices en ese aspecto si el que tiene que preocuparse de su eternidad es un dios. Según su criterio siempre sera mejor creer...aunque sea por conveniencia.