Yo sólo en una caverna
“Pobres seres de mi imaginación. Creéis que existís pero solo ‘sois’ gracias a mi imaginación.
El estridente sonido del despertador que resuena cada mañana solo es la llave que me abre la puerta de mi realidad inventada. Nada es real, todo es producto de mi mente y en cualquier momento despertaré a la verdadera existencia.
Vosotros hacéis lo que mi inconsciente os dicta para completar aún más el entorno que he creado. Solo sois actores etéreos en el subconsciente de una entidad única, yo.”
Una idea tan antigua como la propia conciencia del hombre en si mismo, es la sugerente hipótesis filosófica que incita al individuo a pensar que el mundo real en el que nos hallamos no existe, sino que nuestra vida está así conformada fruto de nuestra psiquis o como resultado de una conspiración, en una virtualidad o irrealidad de la que somos protagonistas o creadores de forma inconsciente.
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En algún momento de su vida quién no ha pensado, aunque fuese por un instante, que era víctima de un gran montaje. Que las ciudades o pueblos son un decorado y los que nos rodean son cómplices de ese plan macabro que pretende ocultarnos la “verdad”; una realidad en la que somos observados como conejillos de indias al más puro estilo “Show de Truman”. Quizás hayan tenido la sensación de que el universo es una proyección sugestionada de la existencia en la que queremos vivir y que en realidad somos una especie de esencia espiritual.
A veces nos asalta la duda, cuando al despertar, tenemos la certeza de la muerte de aquellos seres que habitan en nuestros sueños e inquietarnos con la idea de que nosotros mismos somos el fruto del sueño de alguien que en cualquier momento puede despertar o que simplemente, “la vida es sueño”.
El solipsismo, este concepto tan abstracto pero extrañamente razonable ha sido objeto de multitud de ensayos y obras desde los albores de la humanidad. Bajo esta premisa, ya sobre año 370 adC, Platón intentaba describir en la alegoría del mito de la caverna su creencia en la existencia de dos mundos, el mundo sensible y el mundo de las ideas.
El estridente sonido del despertador que resuena cada mañana solo es la llave que me abre la puerta de mi realidad inventada. Nada es real, todo es producto de mi mente y en cualquier momento despertaré a la verdadera existencia.
Vosotros hacéis lo que mi inconsciente os dicta para completar aún más el entorno que he creado. Solo sois actores etéreos en el subconsciente de una entidad única, yo.”
Una idea tan antigua como la propia conciencia del hombre en si mismo, es la sugerente hipótesis filosófica que incita al individuo a pensar que el mundo real en el que nos hallamos no existe, sino que nuestra vida está así conformada fruto de nuestra psiquis o como resultado de una conspiración, en una virtualidad o irrealidad de la que somos protagonistas o creadores de forma inconsciente.
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En algún momento de su vida quién no ha pensado, aunque fuese por un instante, que era víctima de un gran montaje. Que las ciudades o pueblos son un decorado y los que nos rodean son cómplices de ese plan macabro que pretende ocultarnos la “verdad”; una realidad en la que somos observados como conejillos de indias al más puro estilo “Show de Truman”. Quizás hayan tenido la sensación de que el universo es una proyección sugestionada de la existencia en la que queremos vivir y que en realidad somos una especie de esencia espiritual.
A veces nos asalta la duda, cuando al despertar, tenemos la certeza de la muerte de aquellos seres que habitan en nuestros sueños e inquietarnos con la idea de que nosotros mismos somos el fruto del sueño de alguien que en cualquier momento puede despertar o que simplemente, “la vida es sueño”.
El solipsismo, este concepto tan abstracto pero extrañamente razonable ha sido objeto de multitud de ensayos y obras desde los albores de la humanidad. Bajo esta premisa, ya sobre año 370 adC, Platón intentaba describir en la alegoría del mito de la caverna su creencia en la existencia de dos mundos, el mundo sensible y el mundo de las ideas.
El pensamiento solipsista encuentra su espacio en religiones como el Taoísmo, Budismo e Hinduismo y siempre ha sido tema recurrente en la literatura de ciencia ficción, bastante presente en la obra de uno de sus autores más prolíficos, Philip K. Dick. En cine destaca este aspecto filosófico en la primera de las películas de la saga Matrix, en la que su protagonista es liberado de un mundo virtual controlado por máquinas, para así serle revelada la auténtica realidad.
El sentido común nos señala que el mundo es tal y como lo percibimos y que todos somos tan reales como que cada individuo es individual y único; no un producto de la imaginación. Pero lo que si es cierto es que a veces es extraño el modo en el que se desarrollan ciertos acontecimientos. Cómo curiosamente, quizás sea sugestión, vemos como un artículo del periódico o un reportaje de televisión, casualmente, nos rellena los huecos pendientes en aquella conversación que tuvimos el día anterior sobre aspectos más o menos cotidianos y como si estuviera inquietantemente preparado. La insólita certeza de reconocer una cara que ya vimos, en otro lugar muy distante y distinto como si fuese un actor secundario de todo un complejo tinglado conspiranoico.
Quién sabe si el solipsismo es la respuesta a la ineludible necesidad del ser humano de buscar “otras” respuestas al sentido de la vida, pero, por si las moscas, hablemos cautelosamente del asunto o quizás esa búsqueda enfade a Brahmā y despierte de su sueño.
8 comentarios:
Un día conoces a alguien de la forma más casual, en el instituto por ejemplo, y desde entonces vuestras vidas se van alejando y acercando en distinto puntos, pero en momentos muy concretos, incluso cuando más alejados estais vuestras vidas parecen que van corriendo en paralelo, hasta que un día cualquiera parece que este "enlace" se afianza y probablemente por nada del mundo esa amistad, forjada durante muchos años, parece que ya nunca se podrá romper..... piensa en ello, seguro que tienes a alguien en tu vida así..., (quien sabe si incluso durante los difusos años de niñez ya os habiais conocido)
En el programa de Punset comentaban una vez que al ritmo en que avanza la informática pronto se podrían hacer simulaciones perfectas de la realidad, de tal manera que los seres simulados no serían conscientes de ser simulados. Esto planteaba una paradoja aterradora: si en el futuro los ordenadores podrán hacer eso y teniendo en cuenta que habrá millones de ordenadores en el mundo... estadísticamente es mucho más posible que nosotros seamos una de esas simulaciones futuras que seres reales. Acojona.
Pero payoranger...¿eso no eran coincidencias?...X·D
Kutxi, el pensamiento solipsista se encuentra tan presente en la ciencia ficción porque las máquinas y los ordenadores son un medio con el que se expresa con relativa facilidad y de forma más o menos "física" este concepto. Hay una película que se llama Planta 13 o algo así -es malilla, pero la idea interesante- en que se plantea el solipsismo y la existencia muy bien. :·D
Estos conceptos tan teóricos se me escapan mucho. Se me da mucho mejor meterme en harina, y hacer una buena bandeja de galletas ;)
Un abrazo!!!
Pero...¿galletas reales o galletas virtuales?...¿es ese el sabor real de las galletas o es el sabor que a tí te gusta que tengan?...chan chan -música intrigante- X·D
umm me perdí al ratito...toi empana hoy jaja lo siento...besitos malos y pocos pelos jaaj su
Hmmmmm, no lo sé :S
A mi me llenan la tripa ;)
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