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27 de octubre de 2006

Tribulaciones de la sala de espera

La sala de espera de urgencias de un hospital suele ser un espacio sombrío. En el ambiente se respira el temor y la duda por el destino de alguien cercano que sufre a causa de un accidente o una dolencia repentina. Cuando el infortunio es grave, aguardamos con la esperanza de que el desenlace no sea la tragedia que supone una muerte y que todo quede en mayor o menor medida en un gran susto. Es curioso como la tristeza envuelve la estancia como una densa niebla.

Existe una sala de espera en la que ocurre todo lo contrario, se ingresa con urgencia y con dolores, pero en este caso aunque el miedo y la inquietud es igualmente compartida con las otras salas de espera, aquí la tristeza se reemplaza por el alborozo, una alegría nerviosa que se contagia y cuyo resultado es para muchos la felicidad suprema. Por supuesto estamos hablando de la sala de espera de una maternidad.




Si unimos una calidad de sonido pésima del sistema de megafonía al constante murmullo de varias familias que esperan ser llamados para recibir alguna información sobre la futura mama, a veces se producen situaciones tan absurdas como divertidas. En una ocasión un señor de rasgos orientales esperaba a que lo avisaran en referencia a su mujer ingresada, cuando llaman por primera vez es casi imposible entender el nombre de la persona a la que hacen mención, por lo que cada vez que por los altavoces nombraban a alguien toda la sala se quedaba esperando a que se levantara este hombre dado que había sonado tan mal, que seguramente era el nombre de su señora, que para nuestro punto de vista, en español, debía ser bastante raro. Llego un momento que el pobre señor tuvo que levantarse e ir a esperar a otro lugar, avergonzado por el hecho que en cada llamada unas treinta personas se le quedaban mirando fijamente para ver su reacción.

Ver a los futuros papas vagando con la mirada perdida y yendo de un sitio a otro como maniquís movidos por el personal médico, con un enorme bolso de mano con la ropa del bebe y de la madre para el día que les den de alta, junto con la bolsa de plástico en la viene reflejado el nombre del hospital y en la que se guardan las pertenencias de la pre puérpera, la botella de agua y un montón de documentos que te han dado con otros propios que debemos llevar a mano para entregarlos si la ocasión lo requiere, es una situación que también resulta simpática a la vez que entrañable.

Familiares enfadados porque sus hijos, yernos, cuñados o hermanos, han entrado al paritorio hace dos horas y todavía no ha salido ni siquiera para informar del estado de la embarazada.
Los que tienen la suerte de asistir al parto vistiendo ese horrible uniforme parecido al de los presidiarios de las películas americanas, en la mayoría de los casos encima de la ropa, comprobar que el oficio más bello del mundo es el de matrona o matrón es una experiencia que recomiendo.

Vaya trabajo más gratificante, que te paguen por hacer algo tan asombroso y vocacional como ayudar a traer niños al mundo debe ser increíble. Según cuentan ningún parto es igual, hay algunos que son más bonitos, otros que son más complicados, pero el resultado es el mismo para todos, el maravilloso llanto de un niño recién nacido y una felicidad tan inmensa que abruma.

6 comentarios:

Ruben dijo...

Muy buen resumen de los tiempos de esperas en hospitales maternos.

Hay un momento en esos casos que a mi me causa especial connotacion y es la primera vez que subes al cunero y ves al bebe por detras de un vidrio ... se siente uno bien y emocionado.

Parches y salud dijo...

xDDD Pues si que es verdad que las salas de hospitales son asi. Aunque nunca he estado en la sala de espera de maternidad :P

Y la historia del hombre oriental... ¡¡Si es que no mextraña!! xDDD

Saludos desde Marimbatrix Cuatropelos :D

Mond dijo...

Mi hermana es gincóloga y me cuenta historias hermosas acerca de este evento tan particular y mágico. He tenido la oportunidad de presenciar el nacimiento de algunos niñitos y en verdad es un milagro. ¡Felicidades otra vez, papá!

Susana dijo...

Debe ser maravilloso traerlos al mundo jaja aunque yo no me quejo, cuando estan en el , les hago reir...jiji para q se les endulce la travesía jaja, besitos su

Anónimo dijo...

son las unicas salas de espera del hospital en que la mayoria de gente esta feliz :D
Oncologia y todo lo demas es deprimente... que llegue una nueva vida siempre es muy bonito :D

El premio por ser mi comentario 3000 es un link en mi blog :P sino lo quieres dimelo ;)

cuatropelos dijo...

En primer lugar pedir pedir perdón por tardar tanto en contestar, ahora no tengo conexión en casa y tengo que buscarme la vida, ;·P
Además lo que más me fastidia es no poder visitaros :·(

La verdad que cuesta muchisimo menos esperar en estas salas, además si tenemos en cuenta que todo el hospital se dedica a eso. Excepto las embarazadas y madres no hay pacientes mayores de 14 años. No llegan ambulancias de urgencias, no hay sirenas y la gente está contenta.

Y en referencia al parto, cuando puede comprobar la labor que realizan las matronas y el resto de personal que asiste me dí cuenta que elegí el trabajo equivocado, supongo a final resultará rutinario como todos los trabajos pero traer niños al mundo tiene que ser una rutina increible.

Gina, todo un honor, muchas gracias.