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2 de agosto de 2006

Aguas cristalinas

Al frente solo vemos una infinita extensión de agua turquesa, el cielo es tan azul que se confunde con el mar en el horizonte, la arena de la playa es fina y blanca, solamente algunas algas y conchas varadas profanan la uniformidad del extenso manto que parece azúcar…de fondo se escucha “My Baby Just Cares For me” de Nina Simone desde un gramófono, solamente interrumpido por el suave fragor de las olas. La cala esta escoltada a ambos lados por suaves acantilados que destacan por la exuberante vegetación que pueblan las dos colinas. A nuestra espalda, la selva, repleta de árboles cargados de frutos tropicales de increíble dulzor y desconocidos para nosotros. La playa está desierta, solo al fondo, sentada en una roca cercana a los acantilados vemos una figura pescando, los peces y el marisco son tan abundantes que casi se podría coger con las manos, en la lejanía nos saludamos con la mano. Una suave brisa nos refresca del implacable y luminoso Sol que baña la isla…espero que el barco tarde en rescatarnos.


Idílico. ¿Verdad?. ¿Por qué nos producen tanta fascinación las islas desiertas?

Desde que los avances tecnológicos y el progreso…la invención del sextante, unos conocimientos muy detallados en astronomía, cartografías detalladas, más grandes y mejores embarcaciones…permitieron al hombre la posibilidad de viajar grandes distancias marítimas y conocer otros mundos, se han escrito historias sobre territorios despoblados, islas vírgenes habitadas por criaturas antidiluvianas, monstruos marinos…

Llevamos impreso en nuestros genes la atracción por lo desconocido, el humano es un ser inquieto por naturaleza. Si además le añadimos que la mayoría de nosotros habitamos un mundo saturado de “civilización”, el hecho de hallarnos desamparados en un lugar paradisiaco y perdido…temporalmente…no nos parece tan mala idea, aunque en el fondo sepamos de antemano que probablemente no sea una experiencia agradable.

No en vano, un mayor poder adquisitivo y unos precios mas o menos asequibles, han conseguido que el Caribe sea uno de los destinos más demandados para el disfrute vacacional, buscando, supongo, además del relax, la contemplación en vivo y en directo de esa postal que miramos absortos y acompañamos con un suspiro de resignación en innumerables ocasiones. Además existen agencias de viajes que nos ofrecen la posibilidad de visitar y pernoctar en autenticas islas perdidas…si bien ya no están tan perdidas ¿no?.

En el fondo envidiamos las aventuras y desventuras de Robinsón Crusoe e incluso pagaríamos por ser uno de los personajes de Perdidos, osos polares y monstruo incluidos.

Quien sabe, lo mismo conocemos a algún viejo soldado japonés perdido en una isla del Pacífico durante la II Guerra Mundial y le contamos eso de que el conflicto termino hace 60 años, quizás nos sorprende y nos dice que ya lo sabía…tengo radio, pero es que aquí se vive muy bien…lo mismo nos invita a Sushi y todo…o a lo mejor descubrimos la isla del Doctor Moreau o una base secreta donde se realizaban los más siniestros experimentos en los años 70, ¿El Mundo Perdido?

Y es que soñar es gratis…pero…¿Quién se apunta a embarcarse y navegar en dirección al Triangulo de la Bermudas
?...lo mismo tenemos suerte (o mala suerte, según se mire).

4 comentarios:

Parches y salud dijo...

Personalmente apoyo tu idea de perderse temporalmente en una isla desierta. Pero como bien has dicho convertiria el sueño en pesadilla, debido al total acostumbramiento de las comodidades que ofrece la civilazion (aunque el precio sea realmente caro)

Eso si, el año pasado estuve en Punta Cana y realmente me cautivaron sus playas y climatologia.

Espero repetir Caribe pronto... Aunque tambien tengo otros destinos en mente :D

Anónimo dijo...

Antes iba mucho de acampada y en algunas ocasiones desde el punto de acampada hasta el supermercado más próximo para comprar comida había que andar varios kilometros y volver cargados.

Incluso en algún sitio, para llenar garrafas de agua porque donde estaban las tiendas no había teniamos que hacer un "viajillo".

Extrapolándolo a una isla desierta, la busqueda de comida y agua puede ser una muy muy árdua tarea.

Seguro que no todo sería relax, la verdad. Pero si nosotros volviamos a hacer acampada libre era porque en el fondo te lo pasabas bien, incluyendo el trabajo...;-P

Ruben dijo...

Siempre he sido amante de las "acampadas libres". He visitado en Cuba unos cuantos lugares en su estado casi virgen. Hoy, mas acomodado a la vida familiar, me sigue gustando y sueño con eso.

Esa descripcion que diste de la isla desierta es algo a lo que recurro muchas veces cuando me acuesto y quiero dormir pensando en algo gratificante.

Anónimo dijo...

Creo que en fondo los seres humanos no estamos preparados para el modo en que vivimos en el siglo XXI, realmente no somos libres. La busqueda de espacios bucólicos nos da la paz y tranquidad de la que no disfrutamos, por lo menos en nuestros sueños. - No ansiedad, no estrés- que eso es "mu" malo.

Por eso la mayoría nos vamos al Caribe...yo no he ido aún, sips...como freshmaker, seguramente a disfrutar del estado contemplativo.