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23 de julio de 2008

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19 de julio de 2008

Maldiciones, Sortilegios e Invocaciones

¡SAN CUCUFATO, SAN CUCUFATO!
¡LOS COJONES TE ATO!
¡Y HASTA QUE NO LO ENCUENTRE!
¡NO TE LOS DESATO!


San Cucufato sintió de repente una desagradable punzada en los testículos que casi le hace caer al suelo.

- ¡Caramba, otro imbécil que ha perdido las llaves o la cartera y tiene que invocarme! -exclamó San Cucufato muy exaltado-.
- ¡Esto se ha acabado, me voy a la Comisión!

Con un terrible dolor que no le permitía caminar, un San Cucufato decidido resolvió que ya no podía pasar un día más padeciendo una invocación que hacía de una eternidad, supuestamente apacible, una pena salida del mismísimo Infierno.

Un gran monitor en el que se indicaba el número de turno y la mesa correspondiente presidía la gran sala de la Comisión de Maldiciones, Sortilegios e Invocaciones. Y aunque no era tan grande ni siquiera como la sala de espera de la Comisión para El Juicio Final, no podemos negar que impresionaba.

Fue raudo San Cucufato a coger número, ya se sabe que unos segundos de demora multiplican esos segundos por diez la espera.

- ¡Recórcholis!...el ciento cuatro y va por el treinta…¡Repámpanos! -murmuró San Cucufato resignado-.

Recordemos que San Cucufato en su condición de Santo no tiene por costumbre proferir palabras malsonantes aunque así la circunstancia lo merezca.

- Ciento cuatro, mesa tres. Me toca.

Tras tres tristes trágicas horas soportando una punzada que no se la deseaba ni a su peor enemigo, era el turno de San Cucufato.

- ¡Buenos días! -gritó San Cucufato en un tono que entremezclaba el enfado y la ironía-.
- Si…si, buenos días. -contestó el funcionario sin levantar la mirada de los documentos que tenía sobre la mesa-
- Lamentamos la espera, pero con esto de los Micropoemas andamos un poco liados últimamente. Nuestros usuarios no tienen muy claro si obviarlos o tomarlos en serio, -el funcionario intentaba justificarse lo más amablemente que sabía- ¿Qué desea?
- Si, si, excusas. Pues venía a solicitar una revocación a una invocación. -expresó San Cucufato dirigente-

El funcionario levantó la mirada de la mesa sorprendido.

- Ah, si usted, Don Cucufato. ¿Otra vez por aquí? Sabe que lo que usted quiere es tarea casi imposible. Ya le hemos comentado muchas veces que las invocaciones no son fáciles de revocar. Qué tienen que rozar el perfil de maldición o sortilegio para el involuntario padeciente para poder ser revocadas. -le explicó el funcionario condescendientemente-
- Si, si, ya. ¿Acaso no es una maldición padecer un dolor insoportable en mis partes nobles cada vez que a alguien se le pierde algo y me invoca? -indicó San Cucufato con gran desconsuelo-
- Vamos a ver, si yo lo entiendo, pero técnicamente no es una maldición, por lo que no podemos hacer nada. La gente no sabe lo poderoso que puede ser un “Abracadabra” en un momento dado. Menos mal que no saben que sin la pata de cabra…
- Es verdad, sin la pata de cabra no sirve de mucho -afirmó San Cucufato aseverando las palabras del funcionario-

Se quedaron mirando a los ojos unos segundos en lo que sin duda era un silencio incómodo.

- El Diablo tiene una invocación parecida y no viene nunca a quejarse. -pretendió argumentar el funcionario-
- Si hombre, el Diablo, todos sabemos como es el Diablo. ¿Acaso pretende negarme que él siempre delega todas sus “incomodidades” a demonios menores? -señaló San Cucufato indignado-
- Pues también es verdad, pero tampoco vienen los demonios menores a quejarse. Bueno, eso no vale, porque hay que reconocer que el Diablo es un jefe muy jefe. Si vinieran a quejarse se les caería el pelo si tuvieran -respondió el funcionario retractándose de sus propias palabras-
- Bueno, ¿Qué va hacer San Cucufato?
- Tramitar la revocación por supuesto. -la determinación de San Cucufato era también irrevocable-

Unos minutos tardó San Cucufato en tramitar la revocación y aunque sabía que era difícil que saliera adelante como buen, y paciente, Santo que era, creía a pié juntillas en que la esperanza era lo último que se debía perder.

- Todo correcto, a ver…si. Pues ya sabe como va todo esto. Se presentan los papeles, va al Consejo de la Comisión, y, el resultado le será comunicado lo más brevemente posible. Eso sí, recuerde que mientras se tramita la invocación queda anulada temporalmente. -le señaló el funcionario competentemente-

Un mes después estaba San Cucufato tranquilamente leyendo la Biblia cuando sin esperarlo llamaron al timbre.

- ¿Quién es? -preguntó San Cucufato intrigado-
- Correo Certificado, de la Comisión de Maldiciones y tal. -respondió alguien tras la puerta-

Nervioso, San Cucufato no sabía si abrir la puerta, podrían ser buenas noticias, pero, también malas. En aquel momento no podía decidir que hacer…y abrió.

- Firme aquí y aquí, muchas gracias y adiós -se despidió el cartero de forma desagradable-

Intrigado con la carta en las manos pensaba, ¿la abro? ¿No la abro?...y la abrió.


San Cucufato (Santo)
Camino del Cielo s/n


Muy Sr. Mío:

Por la presente la Comisión de Maldiciones, Sortilegios e Invocaciones
le comunica que como usuario de la invocación “San Cucufato, San Cucufato, los
cojones te ato …”, al requerimiento de revocación de dicha invocación, la
Comisión tras pleno ha resuelto que su petición ha sido: DENEGADA…”



¡SAN CUCUFATO, SAN CUCUFATO!
¡LOS COJONES TE ATO!
¡Y HASTA QUE NO LO ENCUENTRE!
¡NO TE LOS DESATO!


- ¡Oh, no! Otra vez no.


MORALEJA: No perdáis más las llaves, por San Cucufato.

10 de julio de 2008

Historias del grano de arena. # 14. Cabeza de Chorlito.

Como los de su especie, Manolito “siente” más que el resto de los seres humanos. La ira, la tristeza, la alegría, siempre las expresa con un proceder desapaciblemente elevado.

Aprovecha el libertinaje que conceden unos padres trabajando para “tirarse” a la “parienta” en horario escolar. Para él la certeza de que el colegio es una pérdida de tiempo, paradójicamente, le hace considerarse por encima de los demás y una casa entera para ellos toda la mañana es algo que no se puede desaprovechar. En la extraña exaltación del sentimiento que posee, no duda en alardear de las aventuras matinales con su novia como si fuera la única persona en el mundo que tiene relaciones sexuales; y es que algunos individuos tienen la tendencia a pasarlo mejor o peor que el resto de los mortales. Si les contamos que tuvimos una enfermedad, ellos la padecieron pero más grave. Si les contamos que lo pasamos bien en una fiesta, ellos el mismo día disfrutaron mucho más. Si una vez estuvimos a -5ºC, ellos soportaron los -10ºC, si nosotros a 45ºC lo pasamos mal, ellos a 50ºC estuvieron a punto de morir. Manolito es una de estas personas.

Manolito ha dejado embarazada a su novia. Él que es más listo que nadie decidió no usar preservativos. Él que es un “hombre” obligo a su pusilánime y manipulable compañera temporal a responsabilizarse de aquella molestia…¡Que le vamos a hacer! No os preocupéis que yo “doy la cara” como “hombre” que soy.

Manolito ha dejado el instituto. Manolito ha encontrado trabajo en un taller de mecánica de motos. Manolito se ha ido con su novia a un piso alquilado y tiene pensado casarse cuando tengan al niño. Pero Manolito sigue emborrachándose todos los días en el parquecillo, sigue dando vueltas y haciendo malabarismo con la moto trucada que ama más que a su novia. Manolito continúa siendo un irresponsable al que su pareja espera noche tras noche con la esperanza de que no se haya gastado todo el dinero en cerveza y hachís. Se desespera temiendo que la llamen comunicándole que el hombre de su vida ha muerto en un accidente de tráfico por culpa de una cabriola, porque aunque le pese, ella sí está enamorada.

La familia malvive con un sueldo precario y con el persistente miedo al fin de mes agravado por el comportamiento de Manolito. Ya son cuatro. Al nacer su primer hijo no pudo resistir acostarse con su novia tras salir de la maternidad. Él es un hombre con unas necesidades que no frenan el post-parto ni los puntos de sutura. Ella volvió a quedarse embaraza en la cuarentena.

Ella vive con su madre y los dos niños. Él tiene una orden de alejamiento por maltrato y se ha atrincherado en su paupérrimo piso alquilado que no sufraga porque no tiene empleo.

Manolito ha muerto. Su compañero de celda lo ha apuñado tras una discusión causada por una de las bravuconadas de Manolito. Ingresó en prisión por tráfico de estupefacientes y jamás verá crecer a sus hijos por haber sido siempre un cabeza de chorlito.

4 de junio de 2008

Talento 2.0

La ausencia de patrocinio o de poder adquisitivo suficiente para la autopromoción en otros ámbitos más especializados ha propiciado que Internet se haya convertido hoy en día en la principal plataforma de promoción de nuevos artistas. Sin necesidad de grandes conocimientos informáticos y mínimos medios técnicos, cualquiera puede tener su propio espacio en portales con gran afluencia de internautas, como myspace o youtube, y así tener la oportunidad de demostrar su talento al mundo.

Pero en realidad no es tan fácil como colgar un video en youtube y hacerse famoso. El hecho de que Internet haya popularizado a una velocidad de vértigo a
alguno que otro no otorga el éxito asegurado y los auténticos talentos lo saben bien. Para éstos artistas el reconocimiento vía Internet llega en virtud al esfuerzo, y un ejemplo de talento 2.0 que ha alcanzado dicho reconocimiento gracias a la cantidad y sobre todo calidad de su trabajo es Jay Brannan.

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Este actor/cantautor estadounidense residente en New York nos cautivó con su ternura en la película Shortbus de John Cameron Mitchell. Aunque en ella aparecía interpretando Soda Shop una de sus canciones más conocidas, su trabajo como cantante se ha consolidado en su espacio de youtube, que al igual que otros artistas como Terra Naomi han dado el salto a las discográficas gracias a este portal. Precisamente muchas personas conocen a Jay Brannan por la magnífica versión de éste artista de Say it’s possible de Terra Naomi, canción que gano el premio en el apartado de Mejor Video Musical en la edición de los Youtube Video Award’s de 2006.


Con un estilo Folk/Indie y a punto de publicar su primer disco, Goddamned, también se le puede ver en el film Holding Trevor de Rosser Goodman, consolidándose la carrera de un muchacho con pinta de “buena gente” y mucho talento que ha conseguido gracias a Internet –sin ser un friki- vivir de lo que le gusta con todo merecimiento.