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5 de octubre de 2006

El coleccionista de recuerdos

En una caja se pueden guardar multitud de objetos. Dependiendo del tamaño podemos poner zapatos, las de mayor tamaño las podemos utilizar para alguna que otra cosa vieja a modo de improvisado trastero. Pero una simple caja puede ser el recipiente perfecto para almacenar una vida. El recipiente donde archivar las reliquias de nuestras experiencias, el fetichismo a nuestra memoria.

En una caja podemos almacenar las experiencias más simples, las vivencias más banales, los souvenirs de los pequeños detalles que acontecen a lo largo de nuestro libro de historia personal.


En ese cofre se guardan las viejas fotos con viejos amigos, nuestra la primera nómina o aquellas cartas furtivas al amor prohibido. La cuenta de aquel restaurante o el folleto informativo del parque de atracciones en el que tanto nos divertimos aquél día festivo. El arca sagrada donde guardar las alegrías y las penas, aderezadas con una pizca de nostalgia.

A veces, cuando abro mi caja con la firme intención de tirar lo que de hecho es inservible, me doy cuenta que cada objeto me trae a la memoria momentos que no deben ser olvidados. Mi recopilación de recuerdos no es solo mi crónica, sino también la de todos los que conforman mi entorno observados desde mi humilde punto de vista.

Pensarán que tener una caja llena de objetos inútiles es una pérdida de tiempo, que esos sentimientos se guardan mejor en la memoria y en el corazón. Pero algún día la senilidad o ese maldito alemán que todo lo esconde, puede conseguir hacernos olvidar a los nuestros e incluso lograr que no sepamos quienes somos, y para cuando llegue ese momento, espero que mis seres queridos me muestren mi Colección de Recuerdos y, que al menos por un momento, pueda volver a ser quién soy y recordar quién fui.

10 comentarios:

Susana dijo...

olvidar mis recuerdos seria olvidarme a mi misma...me gusten o no, forman parte de quien soy, besos su

Ruben dijo...

Ese cajon es imprescindible para mi.

Es adonde acudo cuando estoy nostalgico y mi memoria no quiere volar mucho. Ahi la obligo a recordar.

No es solo para un futuro senil, es tambien para los dias presentes en los que debemos recordar lo bueno de vivir.

Parches y salud dijo...

Si que mola tener una caja con recuerdos, para de vez en cuando ver lo que eramos, con quien andabamos y en quien nos hemos convertido :D

Mond dijo...

Yo soy coleccionista de recuerdos desde que me acuerdo... sin mis recuerdos, como dicen los demás, no sería yo. No me da tanto miedo el olvidar, porque siempre recordaré algo, quizás lo que hice hace un segundo o lo que hice hace 20 años, pero siempre habrá algo. La caja es sólo eso, una caja con una bonita colección de recuerdos.

Bea_Tou dijo...

uhmm yo no podría desprenderme d esos recuerdos ni loca! la caja estará conmigo hasta que me muera :)

Johnymepeino dijo...

Yo tengo una que abro solamente por Navidad. Está todo el año guardada. Son muchos años ya, y cada objeto posee un relato que contar a los más pequeños, relato que encierra una historia que da sentido a ese objeto.

Con los años, quedan sólo los más intensos. Vamos... que dan para un blog.

cuatropelos dijo...

Pues por lo que veo resulta que no soy tan raro como creía :·D

Anónimo dijo...

¿Qué es si no un blog? Una caja de recuerdos virtual... (no tan privada) Un saludazo virtual.

Anónimo dijo...

Espero que llenes muchas cajas :-)

cuatropelos dijo...

Muchas gracias mina harker, intentaré llenarlas....:·D