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27 de julio de 2006

Malvados cotidianos

Desde siempre he creído que los villanos de las películas eran solo eso, infames y miserables personajes de ficción, que en la vida real nadie podía albergar la maldad de la que hacen gala las malévolas figuras cinematográficas o literarias. Pero a medida que entras en la edad adulta, vas reparando en tu error y te das cuenta de que convives habitualmente con autenticas malas personas.

Y no me refiero solo a los asesinos, violadores y maltratadores que tristemente pueblan las páginas de sucesos, sino a individuos cercanos con los que convives a diario en lo cotidiano.

¿Quién no ha tenido nunca profesores que eran realmente malignos?...¿O un jefe que te hacer la vida realmente imposible?...¿Un compañero que no hace mas que mortificarte?...¿Un vecino?...

Sujetos que al principio te hacen pensar…no, en el mundo no hay gente tan mala…pero con el tiempo te van demostrando que son realmente perversos y te atormenta el hecho de que nuestra vida sería mas sencilla si no fuera por ellos…¿Por qué me hace esto?¿Por qué se comporta así?

Estos seres malvados se amparan en un rango superior que aprovechan para realizar sus fechorías, por lo que es una perversidad a tiempo parcial y una vez fuera de su ámbito de actuación se convierten en los mismos e insignificantes granos de arena que somos nosotros en la gran playa que es este mundo.

Pero lo más sombrío es que el veneno que nos inoculan, nos hace albergar sentimientos vergonzosos…alegrarte de los males ajenos, saber a ciencia cierta la indolencia que nos produciría su fallecimiento o lo que es más grave aún… incluso llegar a anhelar su muerte es lo mas siniestro que se le puede desear a un ser humano, descubriéndonos tan despreciables como ellos, o peores… conocedores de la vileza de nuestras propias emociones.

No creo que la finalidad de sus malevolencias sea el placer de ser receptores de tantos rencores compartidos…probablemente no sean concientes de ello y ese aspecto personalmente me provoca una tremenda compasión hacia los malvados, el simple hecho de pensar que una sola persona pudiera odiarme a estos niveles es muy entristecedor.

En el cine el bueno siempre…o casi siempre…termina venciendo al malo…en la vida tenemos que convivir con ellos y durante unas horas al día contemplar como nuestro alter ego intenta dominar nuestro pequeño mundo casi sin poder pelear…¿Cómo creéis que se puede lograr un final feliz en nuestra pequeña película diaria?...
Dedicado con cariño a Payoranger

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Estabas pensando en alguién en concreto?