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24 de julio de 2006

¡Ay que ver! Esta tercera edad ya no es lo que era.

¿Qué le debemos su merecido respeto a nuestros mayores? …¡Por supuesto que si! La respuesta a esta pregunta no deja lugar a dudas. Desde el principio de esto que llamamos humanidad ellos ha sido nuestros guías y consejeros, han dado los parámetros a seguir a las nuevas generaciones para la perpetuación de nuestra especie. Siempre han sido y son los sabios que nos dan el consejo correcto en el momento concreto y por eso y muchas mas cosas se han ganado el lugar que merecen en nuestra sociedad.

Pero…unas personas tan respetadas y respetuosas…¿POR QUE NO RESPETAN LAS COLAS?

Y el asunto no es el hecho de que se lo merezcan o se lo dejen de merecer, pero señores, si ustedes van por la mañana temprano a sacar número para el médico, ¡No pueden! Hay decenas de ancianos esperando que el consultorio abra sus puertas para sacar número…¿Por qué se encuentran mal? ¡No! Por si las moscas…


He visto a las ocho y media de la mañana a la pobre señora con un niño de unos tres años de la mano, y otro en un carrito, dicha señora tiene que sacar el pase para el doctor porque el pequeño tiene mocos y un poco de tos. Cuando consiga la cita tiene que llevar a uno a colegio, a otro a la guardería y después ir a trabajar…todo antes de las nueve…¡Y no puede!... Porque una cantidad de señores y señoras de avanzada edad, sin nada que hacer durante el resto del día, le impiden hacer todo lo que tiene que realizar antes de la hora.

Y como en el mostrador haya dos personas, aún peor, porque como ustedes sabrán se suele hacer una fila, y en la cual, al que le va tocando primero acude a la primera persona que atiende que queda libre. El señor o señora mayor desfila libremente por un lateral de la cola hasta que haya un terminal libre, para colocarse impunemente y pedir sus siete números, ¡Y cualquiera le dice algo!...eso sí, cuando no van es porque están enfermos…paradójico.

Al igual que en el banco, se pasan la fila por el forro y lo único que puedes hacer es mirar a tus coetáneos generacionales con un gesto de resignación, y no hace falta ninguna palabra…todos a aguantarse. Pero si un osado cometiere la imprudencia de increparle, como poco, te dirá que solo hay una hilera y dos cajas, que él no tiene culpa que todos hagamos cola para la misma caja…y ya no solo tienes que aguantar el sofoco por el hecho de haberse colado, sino que también tienes que soportar la cara de gilipollas que se te queda al oírlo…lo dicho, esta tercera edad ya no es lo que era.

Estas mismas formulas son aplicables a la panadería, a la frutería y menos al autobús a casi todas las cosas que terminan en ría. Pero en el susodicho autobús a veces ocurren situaciones de lo más abstractas…con mis propios ojos he visto a dos señoras maduras ponerse delante de un muchacho con escayola y muletas, y empezar a decir en voz alta…¡La juventud de ahora no tiene vergüenza! ¡No tienen respeto a las personas mayores!...y probablemente tenían razón…¿Pero acaso pretendían que el pobre convaleciente se levantara a ofrecerles el asiento?...

¿Este comportamiento tiene nombre?...¿Es algún tipo de síndrome o algo…? Aún espero respuestas.

Bueno, no quisiera aburrirles con más experiencias vividas con nuestros respetados ancianos… y ciertamente los venero de todo corazón…Si llegando a cierta edad, el día que me despierte a las cinco de la madrugada y no pueda dormir más…empezaré a preocuparme. Pero el día que esté a las siete y media de la mañana esperando que abra el banco, se lo ruego…denme un tiro o lo que sea, y mátenme…porque ya entonces será demasiado tarde…
Fotografía de alexandercnoe

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